Un sillón de terciopelo verde, un hombre que lee una novela, un ventanal que da al bosque de robles, una amenaza, un relato dentro de otro que se multiplica hasta el infinito. Nos pareció una buena metáfora, un buen nombre para un taller de lectura. Además de un homenaje a Cortázar y a su magnifico cuento "Continuidad de los parques". Así que recostémonos en este cómodo sillón y comencemos nuestra tarea placentera libro en mano.

Lector

La palabra lector es de origen latino y además de su significado más evidente, es decir el de definir a una persona que lee en silencio, se utilizaba corrientemente para designar a las personas que leían en voz alta. Es también un título específico, que en algunos idiomas, como el inglés mantiene su nombre latino. Puede tener varios terrenos de aplicación:

  • Académico: Un lector académico en el terreno universitario puede ser un tipo de profesor ayudante, en algunos casos extranjero. En la educación secundaria, en algunos países de Europa son profesores (en algunos casos estudiantes de cursos altos) que dominan el idioma del país al que van y que enseñan a los estudiantes una correcta pronunciación de su idioma nativo.
  • Eclesiástico: Es la persona que lee las escrituras sagradas en un oficio religioso. En algunas religiones estas labores son desempeñadas obligatoriamente por un clérigo, pero en otros pueden ser seglares. Es una de las órdenes menores de la Iglesia católica.
  • Fílmico: En algunos países (como, por ejemplo, Polonia), se utiliza un lector, en lugar de doblar o de usar subtítulos, para ir relatando a los espectadores de una película en otro idioma lo que va sucediendo. Esto también se conoce como traducción de Gavrilov.
  • Cigarrerías: En las industrias cigarreras, era tradición que un trabajador leyese libros o periódicos a los trabajadores que elaboraban los cigarros.
Fuente: Wikipedia

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